Por: Revista Summa
Empresas turcas
La creciente presencia comercial turca en América Latina y el Caribe también puede verse en el número de empresas de ese país que hoy operan allí.
Hasta casi cerrando el siglo XX no había compañías turcas en esta región.
Recién a finales de la década 1990 desembarcó la primera, Kordsa -una fabricante de caucho, cuerdas y nylon- subsidiaria de Sabanci Holding, que instaló una planta productora en Buenos Aires, Argentina.
Hoy hay más de 20 empresas turcas en esta zona, principalmente en los sectores automotriz, minero y de transporte, según un informe de 2023 del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de la Plata, en Argentina.
Yildirim Holding, que empezará a operar en El Salvador a través de su subsidiaria Yilport, es «el mayor inversor turco en la región», informa Ata.
Yildrim también tiene un megaproyecto carbonífero en Colombia.
En tanto otra empresa turca, Global Ports Holding, opera cinco puertos en el Caribe.
El productor de avellanas Balsu Gida anunció en enero la construcción de una planta en Maule, Chile, y el gigante proveedor de energía flotante Karpowership firmó en mayo pasado un acuerdo de colaboración con la petrolera estatal brasileña Petrobras.
Kordsa, que dejó de operar en Argentina en 2014, sigue en Brasil, donde ha sido premiado como uno de los mejores empleadores del país.
Ata señala que «un factor importante para profundizar el acercamiento» entre Turquía y América Latina ha sido la presencia de la aerolínea de bandera, Turkish Airlines, que hoy ofrece vuelos directos a México, Brasil, Cuba, Colombia, Panamá y Venezuela, “y tiene previsto lanzar un vuelo directo a Chile en diciembre de 2024″.
Relaciones internacionales
Ata cuenta que los negocios entre ambas partes se han visto fortalecidos por una creciente «diplomacia comercial»: la Junta de Relaciones Económicas Exteriores turca (DEIK) tiene 11 consejos empresariales nacionales y uno regional en América Latina.
Pero no solo las relaciones comerciales han crecido. También ha aumentado mucho la presencia diplomática de Turquía en Centroamérica, Sudamérica y los países del Caribe.
Mientras que a comienzos de siglo Ankara tenía seis misiones diplomáticas en la región, ese número se ha triplicado.
Además de embajadas en 18 capitales, en Brasil el país también cuenta con un consulado general en Sao Paulo.
En tanto, Ata señala que 17 países de América Latina y el Caribe tienen embajadas en Turquía: Argentina, Brasil, Ecuador, El Salvador, República Dominicana, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Cuba, México, Panamá, Paraguay, Perú, Chile, Uruguay, Nicaragua y Venezuela.
La relación con este último país es particularmente cercana: Erdoğan viajó a Caracas en diciembre de 2018 para apoyar a Nicolás Maduro después de que varios países, liderados por Washington, desconocieran su reelección para un segundo mandato por las denuncias de fraude de la oposición.
Y en agosto pasado fue uno de los pocos mandatarios que llamaron al líder venezolano luego de que se atribuyera otra victoria electoral, a pesar del cuestionamiento de la mayoría de los países latinoamericanos y de Occidente.
Un vínculo que conviene
Según la experta, el creciente vínculo entre Ankara y los países de la región es algo que ambas partes han fomentado.
“La búsqueda de un mundo multipolar y los esfuerzos por diversificar los socios revisten cada vez mayor importancia para los gobiernos latinoamericanos [así como para Turquía]”, señala.
“América Latina, que ha estado oponiéndose y expresando reservas sobre la forma en que funciona el orden económico y político mundial desde la década de 1970, sigue adoptando una actitud reservada y crítica hacia los gobiernos occidentales y los regímenes y organizaciones internacionales que estos defienden en el siglo XXI”, afirma Akarçay y añade:
«Prioridades como la determinación de adoptar una postura autónoma, la búsqueda de socios fuera de la región, el objetivo de profundizar la cooperación entre los países del Sur Global, los llamados a una distribución más justa y simétrica del poder a escala global y la horizontalización de la formulación de la política exterior mediante la inclusión de diferentes actores han sido las tendencias en ascenso en América Latina».
«Además de constituir un gran mercado para los productores latinoamericanos, los amplios vínculos de Turquía que abarcan desde Medio Oriente hasta Europa y las exrepúblicas soviéticas también se combinan para realzar su importancia en la perspectiva de América Latina», concluye.
Mercados gigantes
Sin embargo, la relación es beneficiosa para ambas partes.
En un artículo publicado este año en el sitio en español del medio estatal turco TRT, la experta en Estudios Latinoamericanos, Melike Hocaoglu, destacó que Turquía «ofrece acceso no sólo a su considerable mercado nacional de 80 millones de habitantes«.
También es la puerta de entrada a un mercado regional de «1.300 millones de habitantes y un potencial de mercado de US$28 billones» a apenas unas horas de vuelo, en “Europa, Oriente Medio, el Norte de África o Asia Central”.
En tanto, «con un PIB (Producto Interno Bruto) combinado de aproximadamente US$5,5 billones y una población que supera los 700 millones de habitantes», los 33 países de América Latina y el Caribe tienen «gran relevancia económica debido a sus ricos recursos naturales, sus relaciones comerciales estratégicas y su potencial de crecimiento», afirmó Hocaoglu.
«América Latina puede satisfacer las necesidades de Turquía en materias primas y, a su vez, se beneficia de las exportaciones de Turquía de productos industriales de tecnología», resaltó.
El futuro
Ata reconoce que el vínculo entre dos regiones tan lejanas tiene sus dificultades, y enumera las “diferencias culturales, barreras idiomáticas, diferencia horaria, largas distancias, comunicación efectiva entre empresarios y diferencias en los procesos comerciales entre Turquía y los países latinoamericanos”, como potenciales escollos.
También las “incertidumbres políticas o económicas” y los “cambios en la legislación y regulaciones locales” en algunos países.
No obstante, se muestra confiada de que el vínculo seguirá creciendo a futuro.
“Existen oportunidades de cooperación bilateral en sectores como energía, energías renovables, turismo, salud, minería, agricultura, defensa y digitalización”, observa la funcionaria turca.
“Las políticas para la región están diseñadas no sólo para aumentar el volumen del comercio, sino también para profundizar en áreas como la transferencia de tecnología, el intercambio de información y el desarrollo de capacidades”.
“Nuestra participación total de mercado con los países de América Latina y el Caribe aún no está al nivel deseado. Nuestra cuota de mercado tiene potencial para crecer aún más en los próximos años”, augura.